Hitler y su comitiva permanecieron 4 días en Austria. Un tren repleto de oro, que había sido robado por los nazis a Hungría, quedó abandonado en Linz como una entrega pactada que formaba parte de un acuerdo secreto de evacuación.
Según revela una comunicación oficial secreta, que ha salido recientemente a la luz, Hitler encabezó una lista de pasajeros de un avión que salió de Hörsching el día 26 de abril de 1945 con dirección a España, y aterrizando en Barcelona.
Después de una breve estancia de varios días en España, un convoy de submarinos nazis partían desde Barcelona hacia Argentina; en uno de esos submarinos viajaban Hitler y su esposa.
Un doble de Hitler quedó muerto de un tiro en la frente dentro del bunker que había debajo de la Cancillería. Pero el doble era demasiado joven, demasiado delgado, como para ser Hitler y ningún suicida se dispara en el medio de su frente, sino de forma lateral en su sien. Hasta los rusos que entraron en el bunker alemán se dieron cuenta a las pocas horas de que esa persona era un doble falso.
Estas nuevas revelaciones forman parte de un nuevo libro escrito por el periodista argentino Abel Basti, titulado "El Exilio de Hitler", en el que adjunta las correspondientes fotografías y documentos secretos que han sido revelados.
Abel Basti afirma que todos los datos y documentos rescatados sobre la huída de Hitler coinciden además exactamente con la declaración que el jefe de la Gestapo Heinrich Muller realizó durante un interrogatorio de la CIA.
Pero al parecer Basti va más lejos porque afirma que no se trata de una huída atropellada y casual hecha a última hora, sino que existía un importante y secreto "Pacto Washington Berlin", perfectamente organizado, en el que se contemplaba una evacuación técnica de los altos jerarcas nazis, tecnología, documentos y dinero.
En realidad había un gran pacto anglo-americano con Berlin de evacuación nazi, del que formaba parte también El Vaticano, el cual facilitó salvoconductos y dinero a muchos altos mandos nazis, a cambio del oro de los nazis. Los gobiernos estadounidense e inglés siguieron las instrucciones del Vaticano.
Por esta razón ni norteamericanos ni ingleses buscaron nunca a Hitler ni en Argentina ni en toda América del Sur, porque fueron ellos mismos los que le resguardaron y protegieron su huída.
Los israelíes y el Mossad sabían perfectamente también acerca del paradero secreto de Hitler en Argentina, pero jamás le molestaron ni a él ni a su círculo más íntimo. Tenían que tener la boca cerrada porque les habían dado el territorio de Israel en 1948, para lo cual se utilizó a la ONU. Todo formaba parte de un Gran Acuerdo tras el final de la 2ª Guerra Mundial.
A fín de cuentas fueron los Rothschild, los Rockefeller, las familias de banqueros iluminados, y las sociedades secretas las que financiaron el ascenso de Hitler al poder, y fueron ellos mismos también los que se beneficiaron del final de nazismo y los que protegieron la huída segura de Hitler hacia Argentina.
Dicen los banqueros iluminados anglo-americanos que financiaron el nazismo para combatir el comunismo, una mentira como una catedral, porque ellos mismos fueron los que también financiaron la revolución bolchevique de 1917 y el comunismo en Rusia.
¿Y por qué los grandes banqueros satanistas financiaron a ambos bandos? Pues primeramente porque así la humanidad sufre y muere en guerras sangrientas y diabólicas. Y después porque todo ello era parte de un camino, de un proceso tenebroso, que llevaría al Nuevo Orden Mundial.
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